Apagamos las persianas.
La luz prepoteaba atención.
El silencio de los ojos nublados
Y en la boca la preposición.
El silencio de tus pelos revueltos.
La sombra de tu olor en mis dedos.
Las nalgas mortecinas que a tientas
No titilan igual con los rayos del sol
No te llevaste el difunto olvido.
Me dejaste un crisantemo en flor.
Y por la módica suma de tu desprecio
Hacia adelante, arrastrado, voy.
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